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Los frutos secos no son solo un manjar sabroso y abundante o una adición a los desayunos o postres. Son una fuente de muchos nutrientes valiosos. De ahí que a menudo se incluyan en los llamados superalimentos, nutrientes naturales con un efecto extremadamente beneficioso para nuestra salud y bienestar, que ayudan a prevenir enfermedades de la civilización y nos proporcionan una mejor calidad de vida.

Los frutos secos son productos muy nutritivos porque contienen ácidos grasos saludables que protegen el sistema cardiovascular y apoyan el trabajo del cerebro. Además, los frutos secos contienen grandes cantidades de proteína y fibra. Esto quiere decir que el consumo de incluso una pequeña cantidad de ellos (unos 20g) nos hará sentir una agradable saturación. Sin embargo, la presencia de minerales, como magnesio, potasio, zinc o selenio, complementa perfectamente cualquier deficiencia en la dieta.
A su vez, los frutos secos son principalmente una fuente de fibra, gracias a lo cual comerlos ayuda a prevenir el estreñimiento, regula el trabajo de los intestinos y reduce las ganas de picar. Sin embargo, vale la pena recordar que al consumirlos, adicionalmente debemos hidratarnos para evitar dolencias del sistema digestivo.
Cualquier fruto seco que nos guste es una buena elección, sobre todo si queremos sustituir los dulces por ellas. Sin embargo, en la composición de frutos secos y frutos secos, se debe prestar atención a los aditivos alimentarios y elegir aquellos sin dióxido de azufre (E220), aceite de palma o jarabe de glucosa-fructosa. La gama de frutos secos exóticos y tradicionales es muy amplia. Los albaricoques, gracias a la presencia de vitaminas A y E, tienen un efecto beneficioso sobre la piel y combaten los radicales libres en el cuerpo, los higos contienen hierro, que favorece la producción de glóbulos rojos y aporta energía, y las ciruelas son ricas en vitamina B que mejoran la concentración. Estos son solo algunos ejemplos, pero si nos enfocamos en la diversidad, consumiremos más minerales y vitaminas valiosas para la salud.
También vale la pena buscar nuevos productos previamente desconocidos para nosotros y recientemente disponibles; un ejemplo de esto es la acerola seca, considerada la fruta más saludable del mundo. Es rico en vitamina C, cuyo aporte diario lo aportan tan solo cinco frutos secos. La vitamina C ayuda al buen funcionamiento del sistema inmunitario y tiene un efecto positivo en el estado de la piel.
Alimentan el cuerpo y la mente
Los frutos secos, y sobre todo los frutos secos, deben encontrarse especialmente en la dieta de los niños, las personas con problemas mentales y las personas mayores, porque tienen un efecto positivo en el funcionamiento del cerebro, la memoria y la concentración. Es bueno cuando las mujeres embarazadas o las que planean tener hijos los toman, debido al contenido de ácido fólico en ellos. Una combinación interesante y digna de mención es una mezcla de frutos secos y nueces, comúnmente conocida como “estudiante”. El nombre no es casual, ya que incluye ingredientes que agregan energía, mejoran la memoria y la concentración, y esto es especialmente valioso para las personas que aprenden y trabajan mentalmente.
Un equilibrio saludable es esencial
A pesar de las propiedades saludables de las nueces y los frutos secos, vale la pena comerlas con moderación y tratarlas como un complemento sabroso y valioso, y no como la base de nuestra nutrición. Hay que recordar que los frutos secos son ricos en calorías y hay que tener cuidado con su cantidad, sobre todo cuando nuestro requerimiento calórico, por ejemplo, por el trabajo que hacemos sentados o la falta de actividad física, no es elevado.
Los frutos secos satisfacen nuestra necesidad de crujir, y la fruta, sometida al proceso de secado, gana dulzura adicional, mientras concentra sus nutrientes y nos reemplaza con un postre poco saludable.
En los frutos secos encontramos algo menos de calorías que en los frutos secos, aunque todavía mucho más que en los frescos. Sin embargo, las nueces y las frutas secas, como complemento saludable, ayudan a mantener una dieta. Cuando tengamos ganas de comer algo, incluso unas pocas frutas secas o nueces nos llenarán por más tiempo, previniendo la sensación de hambre.
¿Con qué comer frutos secos?
Una mezcla de frutos secos y nueces puede ser un refrigerio por nuestra cuenta. Podemos componerlo fácilmente nosotros mismos, y las mezclas listas para usar que contienen nuestros ingredientes favoritos también están fácilmente disponibles en las tiendas.
Los frutos secos, además de ser perfectos para pasteles dulces, también pueden incluirse en los desayunos (por ejemplo, gachas, pasteles, tortitas, magdalenas). Así mismo, funcionarán bien como una adición a los platos salados de la cena, por ejemplo, de la cocina tailandesa. Se pueden utilizar como complemento interesante de ensaladas o como base para varios tipos de pesto. Hay muchas variaciones sobre ellos y todo depende de nuestra creatividad. En resumen, los frutos secos son los verdaderos superalimentos de nuestro tiempo: una gran cantidad de nutrientes, vitaminas y minerales. Se pueden comer solos o como complemento, mejorando el sabor de nuestros platos y repostería. Por eso, si no tenemos contraindicaciones de salud y alergias, merece la pena incluirlas en tu menú diario.